Si pudiese besar tus labios
iría allí donde empieza el ocaso,
pese a la lluvia rompiendo en llanto
contra la piedra gris de inmutable espanto.
Si pudiese contemplar tus ojos
caminaría día y noche, sin descanso,
alimentándome de polvo y fracaso
mientras recompongo orgulloso este epitafio.
Si pudiese tocar tu pelo
llamaría a la puerta de los falsos dioses
para pedir la muerte en el cadalso
de los muchos amantes que jamás te amaron.
Pero tus labios besar no puedo
y tu mirada ya solo es recuerdo
¿qué haré ahora sin tu cabello!
Morir; morirme es lo que quiero.
iría allí donde empieza el ocaso,
pese a la lluvia rompiendo en llanto
contra la piedra gris de inmutable espanto.
Si pudiese contemplar tus ojos
caminaría día y noche, sin descanso,
alimentándome de polvo y fracaso
mientras recompongo orgulloso este epitafio.
Si pudiese tocar tu pelo
llamaría a la puerta de los falsos dioses
para pedir la muerte en el cadalso
de los muchos amantes que jamás te amaron.
Pero tus labios besar no puedo
y tu mirada ya solo es recuerdo
¿qué haré ahora sin tu cabello!
Morir; morirme es lo que quiero.
Neuromante