viernes, diciembre 28, 2007

Ensayo sobre la ceguera (José Saramago)




José Saramago, ganador del premio Nobel de Literatura de 1998, nos presenta una magistral historia sorprendente y única, que intenta describir el comportamiento humano en las condiciones más extremas, haciéndonos dudar si realmente somos tan civilzazos como creemos.
El libro trata sobre una extraña enfermedad que azota la población. Se trata de una ceguera blanca que se expande de manera fulminante dejando los enfermos viviendo en un mar de blancura infinito. Los enfermos son internados, pero la plaga se sigue extendiendo sin compasión dejando las calles plagadas de ciegos, que deben recurrir a sus más primitivos instintos humanos para poder sobrevivir en un mundo sin ojos donde reinan el caos y el desorden.

jueves, diciembre 27, 2007

La buena letra (Rafael Chirbes)

El tono con el que está narrada esta preciosa obra recuerda mucho al que empleó Julio Llamazares en La lluvia amarilla y que se publicó tres años antes. En un tono intimista y sincero, se nos narran los estragos que la Guerra Civil hizo en la sociedad española. El desgarro social amenazaba con dejar exangües las esperanzas de todos aquellos españoles que lucharon contra las tropas nacionales. La obra es sobrecogedora e incluso puede hacernos derramar amargas lágrimas mientras leemos la extensa epístola que una madre escribe a su hijo.

En la última edición de la obra (mayo de 2000), Rafael Chirbes opta por suprimir el que, hasta ahora, había sido el capítulo final. Según cuenta él, el hecho de incluir ese capítulo a modo de epílogo para devolver al lector al presente narrativo del que lo había hecho partir, viene motivado por un 'voluntarismo literario [...] un criterio de circularidad'. Tras unos cuantos años de maduración, el autor ha optado -y con acierto- por suprimir dicho fragmento del texto, pues no tiene sentido -en el mundo narrativo de la obra- que el tiempo dicte justicia, pues la vida de los españoles que sufrieron la guerra y la posterior dictadura careció en todo momento de eso mismo, de justicia. Así pues, ahora la obra finaliza con una protagonista sumida en 'su propia rebeldía y desesperación, que al cabo, son también las del autor'.

La obra puede dividirse en dos partes fundamentalmente, una la de la trágica contienda y sus consecuencias inmediatas y dos, la superación parcial de las dificultades de los vencidos y la ingratitud que reciben de sus propios hijos y familiares. He de decir que esta primera parte es muy superior a la segunda, tanto es así, que hay pocas páginas que hayan sabido reflejar con tanta precisión la sensación de ahogo de los vencidos en el nuevo orden social que impusieron los partidarios de lo que se denominó 'alzamiento' y no era sino un golpe de estado. El personaje que escribe la extensa carta narra cómo ha discurrido su vida en su pueblo, una vida llena de amargura, en la que los fusilamientos, las penurias, el hambre y las burlas de los partidarios del Régimen eran parte de la cotidianeidad. Las dificultades irán suavizándose según avanza el tiempo narrativo pero la protagonista seguirá sufriendo pues la vida no hace más que darle reveses. Su amarga vida puede resumirse en una única palabra: ingratitud. Sus hijos -aquellos por los que tanto ha luchado- quieren tirar su casa ('solar' la llaman ellos despreciándola) para hacer un bloque de pisos. Como dice el propio autor, cuando se tira una casa se pierde la memoria, la vida de su inquilina y la memoria de los antiguos moradores es despreciada y desaparece a la vez que sus escombros son arrojados a un vertedero.

El estilo de La buena letra es simple y llano, no hacen falta artificios para armar este relato sobrecogedor en donde el egoísmo y la falta de escrúpulos de algunos personajes deja helado a todo aquél que se acerque a estas páginas. En definitiva, es un libro que merece ser leído, pues es un fiel testimonio de esa España tristemente desmembrada que gustaba de hurgar en la propia herida, una herida honda y difícil de cicatrizar que sólo puede ser producto de una guerra civil.

Miguel Ángel García Guerra


Seda (Alessandro Baricco)




Hérvé Joncour, de la mano del empresario Baldabiou, se convierte en un trotamundos en busca de la más sobresaliente seda que existía en el mundo, la japonesa. Joncour se vio en la necesidad de viajar hasta la aldea de Hara Kei, en Japón, para conseguir millares huevos sanos que hicieran posible rescatar su negocio y otras hilanderías de Lavilledieu, el pueblo donde vivía con su esposa Hélène. Para ello debe hacer un extensísimo y pesado viaje que concluirá en tierras extrañas y peligrosas. Cuando hace su primer desplazamiento descubre que Hara Kei, su proveedor de gusanos de seda, tiene con él a una preciosa joven cuya característica más extraña para Hervé es que no posee los ojos rasgados como el resto de los pobladores de aquel lugar, sin embargo, ella no conoce su idioma y no pueden intercambiar ni una palabra, solo miradas y otros gestos. Cuando Hérvé parte hacia su casa sólo tiene un deseo: volver. Queda enamorado apasionadamente de una mujer desconocida que vive en el fin del mundo, y por ella es capaz de hacer miles de kilómetros en un viaje que dura meses. Un día la joven le da lo que él desea, una simple nota con unos caracteres japoneses, que hacen a Hérvé ver que el interés es mutuo, y él queda marcado para siempre. Pero la guerra llega a Japón, y los empresarios de Lavilledieu no quieren arriesgarse a dar su dinero para un comercio que tiene tan poco futuro. Sin embargo, Hervé se impondrá ante Baldabiou para hacer ese último viaje. Mientras tanto seguirá diciéndole a su mujer Hélène cuánto la ama, y ella, demostrará hasta el final de sus días que su amor es mucho más fuerte.

A lingua das bolboretas (La lengua de las mariposas)



La cigarra y la hormiga a lo "Reverte"

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miércoles, diciembre 26, 2007

Réquiem por un sueño

RÉQUIEM POR UN SUEÑO (REQUIEM FOR A DREAM)





Dirección: Darren Aronofsky.
País: USA.
Año: 2000.
Duración: 102 min.
Interpretación: Ellen Burstyn (Sara Goldfarb), Jared Leto (Harry Goldfarb), Jennifer Connelly (Marion Silver), Marlon Wayans (Tyrone C. Love), Christopher McDonald (Tappy Tibbons), Louise Lasser (Ada), Keith David (Gran Tim), Sean Gullette (Arnold el psiquiatra).
Guión: Hubert Selby Jr. y Darren Aronofsky; basado en la novela del primero.
Producción: Eric Watson.
Música: Clint Mansell.
Interpretación cuartetos de cuerda: Kronos Quartet.
Fotografía: Matthew Libatique.
Montaje: Jay Rabinowitz.
Diseño de producción: James Chinlund.
Dirección artística: Judy Rhee.
Vestuario: Laura Jean Shannon.
Decorados: Ondine Karady.


SINOPSIS

Haciendo una imaginativa evocación del paisaje interno de los seres humanos que se mueren por unirse, por amar, y sentirse amados, la cinta es una parábola de la felicidad hallada en un momento glorioso y perdida en otro trágico.

Contrastando con las playas solitarias y los desgastados apartamentos de ladrillo de Coney Island, Réquiem por un sueño narra sendas historias paralelas que acaban vinculadas por la relación entre la solitaria viuda Sara Goldfarb (Ellen Burstyn) y su tierno pero desorientado hijo Harry (Jared Leto). La gruesa Sara, estimulada con la posibilidad de aparecer en un concurso televisivo, ha iniciado una peligrosa dieta de adelgazamiento para aparecer más bella en público. Mientras tanto, Harry y su reciente novia, Marion Silver (Jennifer Connelly), han empezado lentamente a sincerarse mutuamente, recurriendo al otro para redimir años de aislamiento y dolor. Su amor baste un refugio artificial que les permite aislarse del mundo real mientras se tumban en el suelo de Marion y construyen en el aire increíbles sueños de dicha futura. Después que Harry y su mejor amigo Tyrone C. Love (Marlon Wayans) se lancen con éxito como vendedores de droga, los tres jóvenes comienzan a creerse invencibles.

Confiados por sus primeras victorias, Sara, Harry, Marion y Tyrone se convencen de que ciertos obstáculos imprevistos son meramente circunstanciales. Demacrada y cada vez más desorientada, Sara se atrinchera dentro de su apartamento, donde se ve asediada por alucinaciones. Tenazmente aferrados a vanas esperanzas, Harry y Marion se separan traicionando su amor. Cuatro seres humanos, perdidos e irrecuperables, se sumen en fantasías mientras desesperan hasta que, finalmente, sus sueños se tornan pesadillas.

CRÍTICA

Fernando Bernal

La solidez literaria de la historia permite a Aronofsky sumergirse hasta las entrañas en la adicción, el verdadero hilo conductor de la película. Sin concesiones, Aronofsky plantea el mensaje de ‘no hay salida’ hasta sus últimas consecuencias y consigue una obra sórdida y de difícil aunque muy recomendable digestión... leer >

PRODUCCIÓN

Darren Aronofsky encontró no sólo su segunda película, Réquiem por un sueño, sino su auténtica carrera como director de cine cuando, hallándose en la biblioteca de Harvard, se topó con la obra del famoso escritor Hubert Selby, Jr. "Yo era un chico de escuela pública de Brooklyn a punto de enfrentarme con los exámenes del primer curso de carrera, y estaba aterrorizado" -recuerda Aronofsky... leer >

ENLACES

Web oficial: www.requiemforadream.com

miércoles, diciembre 19, 2007

Tombstone Blues (Xosé Carlos Caneiro)

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Letra de la canción que da título al relato:



Puedes descargarla aquí en formato mp3:
http://www.mediafire.com/?cmcobnvy2b1

También puedes disfrutar esta canción viendo cantarla al propio Bob Dylan:


Para saber más sobre este autor ourensano consulta su autobiografía


Variantes léxicas e dialectáis do galego
















Ilustracións de "Dialectoloxía da Lingua Galega"
Información obtida da web Fillos de Galicia

martes, diciembre 18, 2007

Caperucita roja políticamente correcta




Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana.

De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.

- Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.

- No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.

Respondió Caperucita:

- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial -en tu caso propia y globalmente válida- que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.
Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:

- Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

- Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

- ¡Oh! -repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

- Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

- Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!... relativamente hablando, claro está, y su modo indudablemente atractiva.

- Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.

- Y... ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!

Respondió el lobo:

- Soy feliz de ser quien soy y lo que soy -y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.

Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal.

Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente.

- ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita.

El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.

- ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capcidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita-. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre?

Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

Crítica a "La elegancia del erizo" en El País

Los personajes solitarios de Muriel Barbery

La escritora francesa arremete contra la burguesía en 'La elegancia del erizo'

AURORA INTXAUSTI - Madrid - 05/10/2007

Un libro que cae de una estantería, un gato que sitúa sus patas sobre el nombre de una mujer y la imaginación de Muriel Barbery (Bayeux, Francia,1969) han posibilitado que los lectores puedan tener entre sus manos La elegancia del erizo (Seix Barral), una oda a la belleza de las personas que nos rodean y una crítica mordaz a la burguesía francesa. La escritora habla en su literatura de la soledad, de la inteligencia del individuo y de la solidaridad. La elegancia del erizo descubre a mujeres y hombres que viven juntos pero en mundos diferentes, separados por la cultura y las condiciones sociales. Cuenta una historia que emerge del número 7 de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París, en el que nada es lo que parece. Dos de sus habitantes esconden un secreto. Renée, la portera, lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Paloma tiene 12 años y oculta una inteligencia extraordinaria. Ambas llevan una vida solitaria, mientras se esfuerzan por vencer la desesperanza.

El personaje de la portera aparece fugazmente en La golosina, el anterior libro de la escritora, profesora de Filosofía en Bayeux, trabajo que abandonará durante un tiempo tras el éxito editorial logrado en su país. "Deseé crear un personaje en el que cupiese el desarraigo y la soledad más absoluta y que al mismo tiempo tuviese la capacidad de tener un amplio conocimiento de la vida y fuese una sabia". Muriel Barbery ha llegado a la conclusión de que "la inteligencia es algo transversal a todos los estratos sociales" y, por ello, tanto Renée como Paloma pueden compartir las mismas inquietudes intelectuales. A pesar de tener un físico muy poco agraciado, Renée es, en realidad, una experta en gramática, sensible con las naturalezas muertas holandesas, que lee a Tolstói, escucha a Mozart y al rapero Eminem, y le encanta el cine japonés de Ozu -una pasión que comparte también la escritora, que se trasladará un año a Villa Kujoyama en Japón para escribir su próxima novela-. "Si hubiera una intención en el libro sería la de mostrar a unos personajes solitarios", subraya Barbery, quien explica que la aparición de Paloma, que escribe un diario doble, se produjo cuando llevaba escrito el 80% del libro y tuvo que volver a empezar para darle un protagonismo mayor.

En La elegancia del erizo, la escritora alude a las dificultades de algunos seres humanos para entablar relaciones. "Es algo que a mí me resulta muy difícil. La mayor parte de mi vida la he pasado en un círculo muy restringido por el temor a lo desconocido". Habla Barbery de su crítica a la burguesía en el libro. "En mi país hay una gran fractura entre las clases sociales y un elitismo cultural muy fuerte. El fenómeno de la integración de la inmigración ha sido un absoluto fracaso".

La escritora se ruboriza ante una sesión fotográfica y huye de las cámaras de televisión, una timidez que le llevó a pensar en sus inicios que su obra jamás iba a ser publicada. "Cuando escribes te metes en un mundo impenetrable, tan íntimo que me resulta chocante que se vaya a publicar o salir a la luz lo que imagina mi mente y se va reflejando en el ordenador. Admiro a los escritores que tienen un plan o una estructura, pero yo me siento por la mañana y no sé hacia dónde voy a tirar. Además, si lo sé, malo, porque seguro que luego no vale para nada. Hay momentos en los que tengo la impresión de estar como en trance". Su peculiar forma de escribir se condensa en capítulos muy cortos que dejan al lector expectante ante los acontecimientos que va descubriendo en La elegancia del erizo.


C L

Se algunha vez a miña voz calara
recolle estes versos meu amor e proclama
que quixen e non puiden
que quixen e non puiden ser horizonte estrela rosa mar
revolución risa bolboreta
esperanza perdida no corazón de homes e mulleres
e perdida en brazos solidarios solitarios desafiando futuro

E sen embargo meu amor non puiden sen embargo
deixar os meus poemas berrando luz a cada paso
converterme en soño lóstrego paxaro
pero non puiden e quixen e non puiden
arrabuñar o teu silencio
e repartir o teu silencio
e instalar o teu silencio o teu sorriso entre tanta
e tanta palabra malgastada...
e non puiden meu amor ser nada máis que area
pero area túa
e verso teu
e gratitude mirando ollos que din tenrura
tempo que queda que nos queda que queda por vivir
por vivirnos

Meu amor
se algunha vez a miña voz calara
recolle estes versos e proclama
que quixen e puiden
que quixen e puiden
amarte meu amor
amarte meu amor
AMARTE.

Me queda la palabra (Blas de Otero)

Me queda la palabra


Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Blas de Otero