Todos hemos sufrido alguna vez en nuestras propias carnes las implacables leyes de Murphy, de la misma manera que una piedra es incapaz de escapar a la fuerza de la gravedad. Aunque muchas de ellas son completamente previsibles, no está de más revisar este compendio de leyes ya que, al enunciarlas, al menos albergamos la esperanza de conjurarnos contra ellas.
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