Juegos de amor (1992)
Tú, dulce ambición,
fruta fatal que yo mordí sin razón.
Jugué a juegos de amor sin sospechar
aquel amargo sabor a dolor, a dolor.
Y ahora vivo aquí donde cruza la frontera
entre la razón y una inútil ilusión traicionera.
Hoy le pido a Dios no descubrir
aún el final de los dos.
Voy sin dirección buscando más
prohibidos juegos de amor y dolor, y dolor.
Fue clemente el juez,
sólo el tiempo es mi condena.
Y ahora vagaré de la mano de cualquier
alma en pena.
Y tú, la negra flor de mi jardín,
veneno dulce y mortal.
Mujer, sueño real, no pienses mal
si ya no estoy por aquí al llamar al portal.
Y ahora vivo aquí donde cruza la frontera
entre la razón y una inútil ilusión traicionera.
Donde cruza la frontera (2006) (Con Quique González)
De amor, de terciopelo y espinas,
de cactus en flor, de olvidos por las esquinas.
Al deshojar los juegos de amor
vuelve a vibrar un descolorido temblor en la deriva de los días.
Y ahora vivo aquí, donde cruza la frontera
entre la razón y una inútil ilusión traicionera.
Mi cruz, mi muestrario de heridas, nuestros días de luz
y nuestras estrellas caídas de este espejo que no escupe nada
tan sólo el débil reflejo de esta escueta balada,
con la luna a cuestas y el agua al cuello.
Fue clemente el juez, sólo el tiempo es mi condena
y ahora vagaré de la mano de cualquier alma en pena.
De esta vida, de este manual compartido
de las despedidas, de todo este amor esparcido
de las penas y de las alegrías,
de este calor en las venas,
cuando con tus manos frías recompones mi vida entera.
Y ahora vivo aquí, donde cruza la frontera
entre la razón y una inútil ilusión traicionera.