El argumento -un padre y un hijo que atraviesan la Norteamérica rural, rumbo al sur, a través de un paisaje devastado por lo que parece haber sido una guerra nuclear de proporciones apocalípticas- reclama su público inmediato entre los aficionados al género de la ciencia ficción. Sin embargo, la novela no tiene ninguno de esos rasgos (el maquinismo, la deshumanización, los tópicos decorativos y argumentales, el estilo tosco y crudamente funcional) tan habituales en el género y que tanto molestan a algunos lectores. Antes al contrario, la obra de Cormac McCarthy es de una riqueza estilística asombrosa, con unos personajes inolvidables, espléndidamente trazados, y una intensidad emotiva apabullante.