Todo empezó en noviembre de 1.959, cuando Truman Capote leyó en el New York Times” la noticia del asesinato de la familia Clutter en un pueblecito de Kansas. Lo que despertó su curiosidad no fue el asesinato en sí de aquellas cuatro personas (el padre, la madre y dos de sus hijos), sino el efecto que hubiesen provocado esos terribles acontecimientos aparentemente inmotivados, en una comunidad tan pequeña y aislada como Holcomb. Desde un principio pensó en escribir una obra acerca de la ciudad y de la familia, sobre como habían vivido, una obra de envergadura y extraordinaria que se traduciría en un relato breve. En ningún momento sabía que se iba a descubrir el misterio y según se fueron desarrollando los acontecimientos, la obra comenzó a tomar otros tintes.
Con la aprobación absoluta de su editor, decidió trasladarse a Kansas para comenzar sus investigaciones, no sin llevarse con él a Nelle Harper Lee que tantísima ayuda le supuso para poder llevar a cabo su proyecto. Cuando llegó a Kansas se encontró con un ambiente ensombrecido por el miedo y la desconfianza. Con la primera persona con la que habló fue con Alvin Dewey que supervisaba la investigación del caso y al que no le causó muy buena impresión al principio (como al resto de los habitantes de Holcomb). Pero no tardó en ganarse la confianza de todo el mundo, su personalidad arrolladora, le convirtió en la atracción de todo el pueblo, “Al principio fue duro. Pero ahora soy casi el alcalde” dijo Truman Capote en una entrevista. Capote no dejó de recibir invitaciones de todos para que los visitara. Nelle y él realizaban entrevistas y averiguaciones durante el día, pero no tomaban notas porque eso ponía nerviosa a la gente, y durante la cena o tomando una copa comparaban sus notas y conseguían rehacerlo.
Pero un acontecimiento muy importante cambió el rumbo de su obra: la detención de los asesinos, Perry y Dick. La obra se encontraba a la mitad cuando ocurrió esto, pero sería inservible, si no pudiera reconstruir la vida de los asesinos tan exacta como la de las víctimas. Las continuas entrevistas con los asesinos, el seguimiento de todo el proceso judicial y la ayuda de, ya su gran amigo, Al Dewin le ayudaron a continuar con ese proyecto tan ambicioso en el que se había convertido “A sangre fría”. Cuando fueron condenados los asesinos (fue determinante la confesión de ambos, que en muy poco diferían y otras pruebas, como las huellas de las botas y el arma del crimen que fue encontrada también), Truman decidió irse a Europa a escribir su libro, ya que la apretada agenda social que tenía que soportar, como escritor de prestigio y dinero, era muy apretada. “La vida social es enemiga del arte” - Truman Capote. Durante su estancia en el extranjero, Capote mantenía correspondencia con los asesinos, con Cullivan (un amigo de Perry) y con Al Dewin. Así logró conocer muy a fondo a estos dos condenados a muerte, que se confiaron a él, contándole sus preocupaciones, sus pensamientos, sus sentimientos. Realmente se llegaron a hacer amigos, y sobre todo con Perry con el que Capote se sentía muy identificado. Ambos compartían muchas semejantes: su escasa estatura, los dos habían tenido una madre alcohólica, la ausencia del padre y hogares extraños. Ambos eran ridiculizados de pequeños, Truman por su afeminamiento, y Perry por sus rasgos indios y porque se hacia pipí en la cama. En fin, habían sido criados sin orientación y sin amor. Todo esto había provocado distintos efectos en cada uno, aunque en ningún caso positivos. También el autor se documentó hablando con un psiquiatra, que le ayudaría a desentrañar la psicología de los asesinos. Realmente en su obra consigue caracterizarlos de forma casi exacta, los conocía tan a fondo que se pudo permitir el reproducir situaciones y conversaciones en las que no estuvo.
La obra tardó seis años en ver la luz (1.966) desde que comenzó con las investigaciones, y es que el final de ésta requería que terminara con la ejecución de los autores de los crímenes o con la concesión de una pena menor, y las continuas apelaciones de los condenados alargaron el proceso hasta 1.965, año en el que fueron ejecutados. Las apelaciones le causaron depresión y ansiedad, se le planteaba un dilema moral: quería desesperadamente publicar su libro, pero ello conllevaría la desdichada muerte de dos hombres que le consideraban su amigo y benefactor. En palabras del escritor “los conocía tan bien como me conozco a mí mismo”.
De primera mano tenía Capote la información de las últimas palabras, sentimientos y pensamientos de Dick y Perry, que le pidieron que fuera a verlos antes de la ejecución. Tanto suponía para el autor aquellos dos personajes que no pudo contener las lágrimas tras la ejecución y no sólo eso sino que tras escribir “A sangre fría” toda su vida terminó de derrumbarse. Sus problemas personales se agravaron, y su salud física y mental sufrieron un empeoramiento, del que ya nunca podría recuperarse y que culminó en una fatídica muerte en 1.984.
Su vida había girado durante los últimos años alrededor de esa obra y según él “Escribir el libro no me resultó tan difícil como tener que vivir con él”.
"A sangre fría" (adaptación de la obra al cine):
"Truman capote" (film acerca de la génesis de la obra):