Diego de Malagón es testigo horrorizado del asesinato de su padre y del secuestro de sus hermanas. A duras penas consigue huir a lomos de su inseparable yegua Sabba y alcanzar la ciudad de Toledo donde conoce a Galib, un veterinario mudéjar. Asombrado por talento innato que el muchacho tiene para tratar a los animales, Galib le enseña a curar los caballos, que en tiempos medievales eran trascendentales en la defensa y en la vida de los hombres.